Bioadsorción
En la actualidad, existe una gran preocupación a nivel mundial, debido al considerable incremento en los índices de contaminación de efluentes industriales por parte de metales pesados tales como el cromo, níquel, cadmio, plomo, mercurio y zinc (Cartaya y Reynaldo, 2008). Estas sustancias tóxicas tienden a persistir indefinidamente en el medio ambiente, comprometiendo el bienestar y equilibrio no solo de la fauna y la flora existente en dicho ecosistema sino también la salud de las personas residentes en las comunidades aledañas, mediante su acumulación e ingreso a la cadena trófica (García, Yipmantin, Guzmán, Pumachagua y Maldonado, 2011)
El río Fucha o río San Cristóbal es uno de los ríos que atraviesa la ciudad de Bogotá en el departamento colombiano de Cundinamarca. Nace en el páramo de Cruz Verde y desemboca en el río Bogotá.
Chatarra, partes de electrodomésticos, muebles viejos, colchones y hasta residuos biosanitarios son parte de la cantidad de basura y escombros que inundan la ronda del río Fucha en la localidad de Fontibón
El exceso de zinc en los suelos provoca en las plantas una deficiencia de nutrientes tales como el fósforo, el magnesio y el manganeso.
Amarillamiento de las hojas debido al fenómeno de clorosis ocasionado por la degradación de la clorofila y de los cloroplastos
Exceso de zinc en frijol: clorosis y necrosis en las hojas.
El exceso de zinc en los suelos provoca en las plantas una deficiencia de nutrientes tales como el fósforo, el magnesio y el manganeso.
Entre los diversos efectos producidos por los metales pesados en las plantas se tiene, la necrosis en las puntas de las hojas, la inhibición del crecimiento de las raíces y en el peor de los casos la muerte total de la planta. En los seres humanos los metales pesados pueden llegar a ser muy tóxicos al introducirse en el organismo. En elevadas concentraciones, estos pueden ocasionar: erupciones cutáneas, malestar de estómago (úlceras), problemas respiratorios, debilitamiento del sistema inmune, daño en los riñones e hígado, hipertensión, alteración del material genético, cáncer, alteraciones neurológicas e incluso la muerte (Roig, 2006).
El impacto ambiental generado por estas sustancias toxicas ha llevado a la comunidad científica a desarrollar diferentes métodos para el tratamiento de los efluentes industriales contaminados con estas sustancias, entre los cuales están: precipitación, oxido-reducción, intercambio iónico, filtración, tratamiento electroquímico, tecnologías de membrana y recuperación por evaporación. (Sala, García, González, Fascaroli, y Bellú, 2010).
La bioadsorción, surge como una alternativa para la remoción de iones de metales pesados en los efluentes industriales, ya que, es una tecnología que permite no solo removerlos, si no también, darle un tratamiento a los desechos agrícolas que antes no tenían ninguna utilidad, además, estos materiales biosorbentes son de bajo costo y fácil adquisición
Entre las ventajas que presenta la bioadsorción, en comparación con las técnicas convencionales se tiene: bajo costo, alta eficiencia, minimización de productos químicos y lodos biológicos, no se requieren nutrientes adicionales, regeneración de los biosorbentes, y posibilidad de recuperación de metales.
¿Qué es la bioadsorción?
La bioadsorción es un proceso fisicoquímico que incluye los fenómenos de adsorción y absorción de moléculas e iones. Este método poco convencional busca principalmente la remoción de metales pesados en aguas residuales prevenientes del sector industrial, usando como sorbente diferentes materiales de origen biológico (vivo o muerto), tales como: algas, hongos, bacterias, cáscaras de frutas, productos agrícolas y algunos tipos de biopolímeros (Tejada, Villabona y Garcés, 2014).